MENTES DEMENTES
Estos son los asesinatos más sonados del Perú, asesinato donde en algunos casos importo más la ambición que el amor a un padre o madre, o el dolor de sentirse rechazados lo llevo a matar a la persona que decía amar.

EL DESCUARTIZADOR DEL HOTEL COMERCIO (1930)
En la tercera planta del Hotel Comercio, el 24 de junio de ese año, se cometió el primer gran crimen de la historia policial limeña: el descuartizamiento de Marcelino Domínguez (ciudadano español) a manos de Genaro Ortiz (otro ciudadano español), ambos socios de negocios. El hotel se ubicaba en la esquina del Jirón Carabaya con el Jirón Ancash (al lado de Palacio de Gobierno), en la calle Pescadería. El cuerpo fue guardado en dos maletas. Ortiz fue capturado en Panamá y trasladado a Lima.
El descuartizador quedó sentenciado por muchos 25 años. Fue recluido en la celda número 85 de la Penitenciaría de Lima, que la empapeló de amarillo y con figuras de revistas. Sin embargo, su reclusión no impidió que la prensa lo buscara. En El Comercio, por ejemplo, publicó una breve autobiografía. Otro tabloide publicó una serie de capítulos titulada “La vida anecdótica y sentimental de Genaro Ortiz”, a cargo de un español llamado Carlos del Mar, quien había compartido celda durante 22 días con Ortiz por una calumnia femenina finalmente aclarada. Era la vida del descuartizador desde su infancia en Galicia hasta el día fatal en el Hotel Comercio.
Pero lo más interesante fue la “alianza” entre las mujeres y el descuartizador. Cuentan que a su celda llegaban estampas, escapularios y dulces dejados por decenas de mujeres en la portería de la prisión. Una mujer, Tula Puente, fue su fiel “compañera”. Su nacionalidad chilena y su oficio de “artista” o “corista” obviaban más comentarios.
EL “MOUNSTRUO DE ARMENDARIZ” (1954)
Ese fue el año de célebre “Monstruo de Armendáriz”, Jorge Villanueva Torres, 35 años y de raza negra, quien fue acusado de violar y matar a un niño de cuatro años.
¿Quién era Villanueva? En su niñez, Jorge Villanueva fue un “pájaro frutero”, nombre que se le daba en esa época a los niños ladrones o “pirañitas” de hoy. En su juventud, un ladronzuelo en los tranvías, atiborrados de gente, que surcaban Lima. A sus 35 años, ya había pisado la cárcel y era conocido como vago y ladrón de poca monta en las comisarías.
El jueves 9 de setiembre de 1954, los titulares de los diarios sacudieron a una Lima de apenas medio millón de habitantes, con una noticia horrenda: el hallazgo del cadáver de Julio Hidalgo Zavala, un niño de 3 años y medio, en una covacha en la zona de la Quebrada de Armendáriz, zona limítrofe entre Miraflores y Barranco. El cuerpo fue encontrado en posición decúbito ventral (boca abajo) y, basándose en este indicio, las autoridades policiales y la prensa comenzaron a elaborar la versión del “anormal” que habría violado al menor. Así nació la historia del “Monstruo de Armendáriz”, que fue un compendio de todos los prejuicios y temores de la Lima de entonces.
En el banquillo del acusado, el “Monstruo de Armendáriz” lloro amargamente, sus expresiones fueron de desesperación cada vez que los magistrados levantaban la mano señalándolo como criminal, este manifestaba: “yo no podría matar a un chiquito”. En los rostros de los jueces y Fiscales no se reflejó el menor gesto de piedad por el “Monstruo de la quebrada”; periodistas, fotógrafos y curiosos que siguieron paso a paso las incidencias de los últimos debates, centralizaban sus miradas sobre las caras de los magistrados cada vez que lloraba el acusado. Hubo silencios prolongados que esperaban una reacción que tardó en llegar.

PSICOLOCO
En el caso de la muerte de Ángel Díaz Balbín, sospechoso de descuartizar por lo menos a siete personas, no fue necesario que nuestros reporteros fueran en busca de la noticia. El mismo psicólogo Mario Poggi, horas antes de cometer el crimen, se acercó a CARETAS (edición 891) indagando por el director. "De parte de una primicia", dijo.
El 7 de febrero de 1986 Poggi hizo testigo al fotógrafo Víctor Ch. Vargas de un examen psicológico practicado al presunto criminal y la noticia se publicó rutinariamente. Pero dos días después, estalló la bomba: el sicólogo había hecho justicia con sus propias manos, estrangulando a Díaz Balbín con una correa. Contra todo pronóstico, los descuartizamientos no cesaron. Poggi fue condenado por el crimen y hoy es habitué de programas cómicos y talkshows de la televisión.
CRIMINALES DE HOY, MAÑANA Y SIEMPRE
Hablar de criminales, asesinatos, robos, entre otros hechos; es muy común en nuestros días. Los noticiarios tanto de la mañana como los de la noche están repletos de estos sucesos. ¿Pero qué está pasando realmente?, ¿Acaso las personas han encontrado en matar, la solución a quizás una discusión o conflicto? Si nos ponemos a analizar la situación, influye mucho la personalidad de las personas, se habla mucho de asesinatos a padres, a hijos, a esposos, a familiares. En Perú más de 6 mujeres son asesinadas cada mes por sus parejas, y/o parientes. Ello refleja la inestabilidad tanto emocional como mental, que poseen estos “asesinos”.
Cuando uno se casa o lleva una relación de convivencia, se debe estar vinculado mediante un lazo de afinidad y de amor. Entonces ¿Cómo se puede explicar que una persona mate a su pareja?, que se supone que es la persona con la cual ha tenido que compartir experiencias y momentos. El asesinato pasional, también es uno de los crímenes más usuales estos tiempo, ya que tiene la singular premisa de “si no estás conmigo”, TE MATO. También la típica frase de “si no es mía, no es de nadie”.
“los psicópatas son personas egoístas, manipuladoras, celosa e impulsivas. Suelen ser muy amables y encandila fácilmente a sus víctimas con sus rostros de buena gente “, explico el psiquiatra Víctor alcázar, del hospital nacional de saludad mental ‘Herminio Valdizan’
ASESINO EN CASA

Juliana Llamoja Higares, una joven de 18 años, estudiante de Derecho –número uno de su clase–, aficionada al baile, prometedora poeta e hija de un juez de Lima, clavó el cuchillo de cocina hasta 65 veces en el cuerpo de su madre, de 47 años. La víctima murió desangrada. Madre e hija habían tenido una agria discusión, una de tantas, en su casa de San Juan de Miraflores. Antes de los hechos, había intentado envenenarla con una bebida mezclada con raticida, pero la madre lo descubrió. Después se tomó su tiempo y se dio un baño. Así, envuelta en la toalla, se la encontró su hermano Luis. Dio unos pasos más y descubrió el rastro de sangre y a la madre muerta. Giuliana compuso rápidamente una explicación: “Estuve discutiendo con mamá y se suicidó”. Pero la adolescente no tardó en confesar. Lo hizo cuando se presentó el fiscal para ordenar el levantamiento del cadáver “Estaba cansada de que ella fuera un escollo en mi vida, Estoy presa, pero, ¿por qué? Por haber movido mis manos. Pero si yo no sabía lo que estaba pasando. Todo estaba oscuro”, fueron sus palabras. No obstante, alegó que su madre la había atacado primero. ¿A qué se debía entonces la violencia de 65 puñaladas? Llamoja no fue condenada por parricidio, sino por asesinato por emoción violenta, al producirse éste en el marco de una pelea.
LA HERENCIA IMPORTA MAS

La muerte de la empresaria Myriam Fefer es uno de los casos más sonados en el Perú. El 15 de agosto del 2006 fue estrangulada en su dormitorio de su residencia en el distrito de surco. Sus hijos Ariel y Eva Bracamonte se encontraban confrontados luego de que el primero de los mencionados señalara a su hermana como actora intelectual del crimen.
Myriam Fefer, en efecto, era una mujer conocida por buscar la perfección. Su maquillaje debía estar siempre impecable, el atuendo provocativo, las uñas acicaladas y el perfume embriagante. Sólo algunas personas sabían de su operación de aumento de busto y aplanamiento de abdomen. Su vanidad era sólo comparable a su temperamento explosivo.