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UN MUNDO LLAMADO KLOAKA

En la década de los 80, un grupo de jóvenes intelectuales decidieron utilizar al arte en todas sus expresiones para poder mostrar su odio ante la sociedad y la indiferencia que esta mostraba. El movimiento Literario Kloaka es un punto clave en la historia no solo de la literatura peruana sino del Perú.

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Era mediodía del 30 de agosto de 1982. Luego de caminar por las calles del centro de Lima ellos buscan un sitio para conversar. El lugar elegido fue el bar Wony de la calle Belén y, en medio de cervezas y colillas de cigarrillos, Roger Santivañez y Mariela Dreyfus deciden fundar el Movimiento Kloaka. La coyuntura era nefasta: el gobierno de Fernando Belaúnde establecía un orden neoliberal en nuestro país.

“Kloaka” nace en un momento pico de la historia peruana. Donde la crisis social, económica, política y moral se hacía cada vez más evidente. Esta crisis que se vivía hace que los jóvenes de ese entonces nos sintiéramos arrojados a los márgenes. Teníamos un enorme desencanto con las instituciones y muchas ganas de crear entonces utilizamos a la poesía como medio de protesta”, cuenta Mariela Drefus, fundadora de Kloaka y poeta reconocida.

SOBRE CLOACAS Y TUMBAS

El nombre se le ocurrió a Mariela Dreyfus y Ernesto Sábato tiene responsabilidad directa. Un personaje del escritor argentino en el libro Sobre héroes y tumbas deambulaba por las calles de Buenos Aires y pensando llega a la conclusión de que la vida verdadera de las personas no está en la tierra sino está escondido, debajo, en las cloacas. A esto se le suma el pensamiento de que el sistema en el cual vivían estaba podrido y que el país estaba en medio de muchas irregularidades. Le pusimos el nombre de Kloaka porque considerábamos al país como una gran cloaca, explica Mary Soto. Había muchos problemas en el gobierno que hasta el día no se resuelven. “La corrupción y la pobreza eran gigantescas”, añade.

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“Alguien tiene que decir algo” era lo que decían los poetas del colectivo. La cultura no se manifestaba y, por ende, no cuestionaba nada de lo que ocurría en aquel momento. Todos tenían las mismas aficiones: leían a Vallejo y a Oquendo de Amat, poetas vanguardistas, y escuchaban rock. Incluso en los recitales se le sumaban grupos como Kola Rock, con Kilowat como vocalista, y Durazno Sangrando.

Justamente estas dos agrupaciones fueron las que los acompañaron el día de su presentación en el bar La Catedral. Aquel día iba a ser el debut del colectivo. El bar estuvo repleto aquel día, fue un éxito. Los poetas leían sus escritos y manifiestos, Polanco presentaba sus pinturas y las agrupaciones ponían a bailar a los asistentes junto a las simpáticas muchachas de la Universidad Católica.

Lo que proponía Kloaka era un cambio radical. Tenían que renovar todo: Un cambio de sociedad, un cambio de integridad, un cambio político y un cambio económico para que resurja otra forma de ver el mundo.

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UN QUIEBRE EN EL LENGUAJE

El movimiento también contó con dos aliados que colaboraban constantemente: Dalmacia Ruiz Rosas y José Antonio Mazzotti. Es Ruiz Rosas quien dice que el lenguaje mostrado por Kloaka nunca antes se había visto, habían roto con los estándares: “Rompen con todo. Siembran un modo peruano al momento de escribir ya que antes se escribía al modo itálico, anglosajón o americano”.

Domingo de Ramos añade que el venir de familia migrante produce ese tipo de ruptura en la manera de escribir por parte de la mayoría de integrantes. No tienen un español igual al de los limeños de pura cepa. “El Perú es un país que nutre muchísimo al poeta. Es plurilingüístico, pluricultural y esto potencia el lenguaje, la lengua y el idioma. Por eso es que hay quiebres”. Incluso el mismo nombre tomar la vocal K que es del idioma quechua para poder dar un énfasis a sus intereses por mostrar. Santivañez dice que no son un movimiento underground, más bien, “andresground”.

DESAPARICIÓN Y LEGADO

El fin de Kloaka como grupo ocurrió en el año 1984 Fueron dos años en donde le grupo de poetas siguió leyendo sus poemas y repartiendo volantes. A ellos se les sumo el grupo fusión Del Pueblo, quienes también se presentaban junto al colectivo tocando su música y haciendo bailar a los asistentes, siempre con mensajes que iban en contra del estado. Las performances se daban casi siempre al costado del cine-teatro Colón lugar donde gran cantidad de personas se acercaban a escuchar lo que los intelectuales promovían.

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Fue en una de las tantas borracheras que Carlos Polanco discute con Roger Santivañez respecto al poco compromiso de algunos miembros. Fue ahí que Santivañez decide, a los días siguientes, expulsar a Mariela Dreyfus, Mary Soto, Guillermo Gutiérrez y Julio Heredia. Les entregó unos volantes donde se explicaba el porqué de su expulsión del grupo. Estaba llegando el fin de la agrupación.

Santivañez dice que “la vida de Kloaka termina por el desgaste mismo. Uno mismo siempre necesita comenzar su camino en solitario, por ello siempre hay rencillas entre el grupo y es mejor dejar todo. También es él quien afirma que el movimiento desaparece por “diferencias sentimentales”.

“Toda agrupación se tiene que separar en algún momento, al menos toda agrupación que se respete. Sin embargo, no todos se alejaron y se perdieron. Los integrantes siguieron publicando y dando sus puntos de vista desde su trinchera”.

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Víctor Vich Florez, estudioso y profesor de literatura, dice que la aparición de un colectivo como Kloaka en la actualidad se hace complicado porque “los jóvenes piensan casi solo en sí mismos y en su desarrollo puramente individual, hoy no existe ninguna pregunta por lo social”. No obstante, añade que las protestas que se dieron en contra de la ´Ley Pulpín´ puede ser el hito de un cambio generacional.

Han pasado 32 años desde aquella tarde en que Mariela Dreyfus le dijo a Santivañez: “hay que romper con todo”. Fueron años en que el Perú parece haber mejorado muchísimo pero, como pensaría el personaje de Sábato, en la vida subterránea –la real- sigue igual: pudriéndose de a pocos.


 
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