SOBREVIVÍ PARA CONTARLO
Se estima que en el Perú se producen cada año 352 mil abortos inducidos, además se calcula que se registra un aborto por cada nacido vivo, que la probabilidad de las mujeres Peruanas de 15 a 49 años de provocarse un aborto es de 5.2%.
Como causa de muerte, materna, según el Ministerio de Salud.
Es un problema Mundial, lo decides tu misma.
Sofía hoy es una mujer de 25 años, a los 20 quedo embarazada, pero al no contar con el apoyo de sus padres decidió abortar.
Nunca se los conto a nadie. “A mi madre, ni pensar en decírselo, ella vivía con su nueva pareja y no creo que le hubiera importado “relata.
Con los ojos llorosos, la mirada perdida, con aquel recuerdo doloroso.

LA DECISIÓN MÁS DIFÍCIL
Su experiencia fue amarga y dolorosa por días tuvo que ocultar el sufrimiento por el que pasó, pero de algo si está segura jamás lo volverá hacer.
“Tenía conocimiento de esas pastillas, por los amigos de mi pareja le habían hablado sobre las famosas misoprostol.Así que me convencí.
Busque por varias boticas de dudosa procedencia, pero era difícil que me lo vendieran.
Así que lo obtuve por internet, contacte con el vendedor, y alrededor de dos horas aparecieron unos tipos raros, de contextura gruesa, altos y robustos y me vendieron a 300 soles“, afirma.
UNA MIRADA PERDIDA
“Todo ese día me la pase temblando hasta que entre ambos nos decidimos y estuve convencida.
Me coloque 3 orales y otras 3 por la vagina, al promediar 1 hora me hizo efecto, con retorcijones en el vientre, ovario, el tiempo transcurría .Ya era madrugada me quejaba de los constante dolores en mis partes íntimas, mi pareja solo atinaba a observarme a la vez me ayudaba .Pasaron 3 días y seguía con el sangrado.
No fui al médico ni tuve ningún chequeo ginecológico, por el miedo a las indagaciones.
Después de aquella vez nada fue igual, nos marcó a ambos, quede marcada psicológicamente, con mi pareja, se desvaneció el vínculo amoroso, la relación nunca fue igual, no pude seguir con él, porque le echaba la culpa de todo.
Apenas duramos 5 meses más, después de lo del aborto.
Después de ese episodio en su vida, lo está superando y le gustaría estudiar psicología“, exclama.
La mayoría de jóvenes alrededor 15 a 25 años, optan por el medio más rápido que es el aborto mediante las pastillas Misoprostol o citotec, ambas son las mismas.

“Para embarazos críticos entre 13 y 22 semanas, se recomienda misoprostol, una droga que provoca contracciones en el útero, que expulsan al feto. Si la criatura sobrevive, habrá efectos teratogénicos (desde defectos craneales, parálisis de los nervios craneanos hasta malformaciones en extremidades y otras).
Cuando el médico debe elegir entre una vida y otra, no tiene otro camino. Por eso, no puede caber un solo término de vaguedad en los protocolos.
En los últimos años, estamos asistiendo a un cambio en la práctica médica, sobre todo en nuestra especialidad. Las pacientes demandan técnicas menos intervencionistas y, por ello, está en auge la práctica del aborto médico o farmacológico, que es aquél en el que se produce la completa expulsión del producto de la concepción sin instrumentación quirúrgica.
Puede ser de elección en los siguientes casos: si la paciente desea evitar una intervención quirúrgica, cuando el índice de masa corporal de la mujer es 30 o ante la presencia de malformaciones, miomas uterinos o intervenciones a nivel de cérvix uterino que De ellas, la más usada en la inducción del aborto es el misoprostol, que se desarrolló en los años setenta para la prevención de las ulceras pépticas provocadas por antiinflamatorios no esteroideos”, acota Doris Pedroza, ginecóloga obstetra.
La base de toda sociedad es la imparcialidad, que parte de la igualdad humana. La función de la ley es proteger la vida, en primer lugar, en segundo lugar es proteger al débil.
Este tema es tan controversial eres dueña de tu propio cuerpo, así que decide tu misma y no dejémonos influenciar por otras personas, recuerda que estas matando una vida.
La ley prohíbe cualquier ataque intencional a la vida humana .La ayuda positiva consiste en socorrer a los pobres y débiles.